“El miedo es el medio de descubrir lo que necesitas encontrar”
Álex Rovira y Francesc Miralles,
El Laberinto de la Felicidad
Se habla mucho de las emociones incluso de cómo los padres deberían enseñarlas a sus hijos. Las emociones están continuamente presentes en nuestras vidas, y cada vez está más demostrado que el desarrollo emocional forma parte del desarrollo cognitivo, por eso la escuela juega un papel importantísimo a la hora de educar las emociones.
¿Qué son las emociones y cómo nos puede ayudar conocerlas?.
Según se define en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española se trata de “una alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática”.
En el Diccionario de Neurociencia, de Francisco Mora y Sanguinetti (2004) se define la emoción como “una reacción conductual subjetiva producida por la información proveniente del mundo externo o interno (recuerdos) del individuo. Se acompaña de fenómenos neurovegetativos. El sistema límbico es parte importante del cerebro relacionado con la elaboración de las conductas emocionales”.
Resumiendo, podemos definir la emoción como un “estado afectivo que experimentamos, una reacción innata, involuntaria y subjetiva que suele ir acompañada de cambios fisiológicos en nuestro organismo y expresiones faciales, motoras, etc.. Surge como reacción a una situación externa concreta, aunque puede provocarla también una información interna del propio individuo, como por ejemplo un pensamiento”.
Cuando decimos que se trata de una reacción innata e involuntaria nos referimos a que en todos los organismos la reacción emocional es un mecanismo puesto en marcha de modo automático. Imagina que una cebra se encuentra con un león hambriento en medio de la selva y detecta un peligro entonces responderá de forma automática, defendiéndose o huyendo. Pero si somos alguno de nosotros los que nos encontramos con este león, seguro que responderemos igual y que ninguno de nosotros nos quedamos reflexionando sobre cual es la mejor forma de convencer al felino para que no nos meriende.
De igual manera, si sentimos hambre ante un plato de comida también tendremos una reacción emocional que nos llevará a acercarnos a comer.
Lo adaptativo de emocionarse es que no tenemos que pensar para actuar, sino que al emocionarnos podemos responder o actuar con rapidez, ya que la emoción prepara nuestro cuerpo para evitar o enfrentar, defendernos o exponernos. Esta forma de reaccionar se ha ido adquiriendo a lo largo de la evolución de las especies, todas las emociones cumplen funciones básicas para poder adaptarnos al medio y sobrevivir a los diferentes peligros del ambiente.
Estas reacciones ante el peligro o ante cualquier estímulo placentero obedecen a mecanismos universales codificados en el cerebro hace millones de años. Las emociones van a activar una parte del Sistema Nervioso que se conoce como Sistema Nervioso Autónomo o Vegetativo. Sin embargo, el hombre, a diferencia de otros seres vivos, gracias a otra parte de su cerebro que es la corteza cerebral, conoce sus emociones y puede ser consciente de ellas. Esto da lugar a los sentimientos que implica una participación de la conciencia y por tanto del cerebro más evolucionado. Por ejemplo: puedo tener la emoción de rabia por perder una carrera pero tendré el sentimiento de frustración si además de la rabia tengo un pensamiento asociado de “nunca podré ganar”.
Que poseamos este cerebro nos hace posible que desarrollemos la habilidad de autorregular nuestras emociones y poder manejar nuestros propios sentimientos, lo que nos va a permitir poder expresarlos de forma apropiada. La emoción ocurre irremediablemente, lo que sí que podemos controlar es la conducta asociada a dicha emoción.
Por eso, es necesario que en nuestra vida diaria integremos la cabeza y el corazón, ¿cómo?, aplicando algo de lo que ya hemos hablado en entradas anteriores, la inteligencia emocional en la vida diaria.
Las emociones realizan la primera evaluación de la situación desde el punto de vista de cómo afecta a nuestro bienestar. Esto puede dar lugar en nuestro mundo interno a temores o esperanzas, deseos y miedos, informándote de si algo es importante para tu bienestar.
También van a comunicar sobre como es nuestro estado interno y deseos a los demás. El enfado, por ejemplo, señala que tenemos la intención de proteger nuestros límites, la tristeza que hemos perdido algo importante o la alegría que alcanzamos una meta.
Todo esto significa que las emociones nos pueden ayudar a conducir nuestras vidas.
Os dejamos este video que lo explica de forma muy sencilla y esperamos que conocer más sobre las emociones te ayude a conocerte mejor.
https://youtu.be/B9Qap4ESq2Y