«Este tipo de preocupación compulsiva, el yo, mí, mío, no es amarnos a nosotros mismos […] Amarnos a nosotros mismos implica la capacidad de resiliencia, compasión y compresión que forma parte del simple hecho de estar vivos»
Sharon Salzberg, The Force of kindness
En el mundo competitivo en el que vivimos, parece que estamos obligados a ser lo mejores profesionales, los mejores padres, tener la mejor forma física, ser los más atractivos y exitosos….uff. Pero por mucho que destaquemos en algo siempre hay alguien más guapo, más brillante ….y esto no solemos llevarlo muy bien.
Parece que para sentirnos bien con nosotros, necesitamos creernos especiales y por encima, por lo menos, de la media. Para vernos de forma positiva tendemos a engordar nuestro ego y compararnos con los demás para así salir ganando. De esta manera conseguimos sentirnos mejor con nosotros mismos «temporalmente», ignorando nuestros defectos o pensando que nuestras dificultades son por culpa de otros. Esto no nos permite desarrollar todo nuestro potencial, porque nos distorsiona la realidad para que se cumpla nuestra versión de los hechos. Y así, se nos pasa la vida buscando algo que nos falta, eso de lo que creemos carecer y que necesitamos para sentirnos bien con nosotros mismos.
El camino hacia la verdadera felicidad consiste en integrar y aceptar todo lo que somos, nuestras luces y sombras, lo que nos gusta de nuestra experiencia y aquello que nos disgusta, que también forma parte de ella. Todo el mundo tenemos algo que no nos gusta de nosotros mismos, ser imperfecto es parte de la naturaleza humana, ¡¡bienvenido al Club!!!.
La mayoría de las personas solemos ser bastantes duros con nosotros mismos, mucho más de lo que lo somos con un amigo o ser al que queremos. Piensa por un momento que sueles decirle a un amigo o a un conocido que atraviesa un mal momento, ¿qué palabras utilizas?, ¿qué tono de voz? o ¿qué gestos?. Ahora repite esas palabras hacia tí mismo en relación a alguna dificultad que tengas. ¿Utilizas las mismas palabras? ¿el mismo tono de voz? ¿los mismos gestos?, ¿como te hace sentir?.
La mayorías de las personas piensan que la autocrítica, esa voz que actúa de juez y nos recuerda «podrías haberlo hecho mejor», es una fuente de motivación, que nos motiva a mejorarnos. Pero la motivación que proviene de la autocrítica nace del sentimiento de carecer de valor. Nos ilusiona con un control de la situación que no existe, «si me hubiera esforzado más nos habría ido perfecto», sin tener en cuenta que hay otros factores o personas que también interactúan con nosotros y que los resultados de nuestras acciones no siempre dependerán de nosotros.
Algunos han aprendido a alimentar continuamente su necesidad de autoevaluación con frases positivas, algo así como darse un atracón de dulces, donde después de subir los niveles de azúcar momentáneamente, se producirá el bajón. Esto sucede porque no es posible sentirnos siempre especiales ni culpar a lo demás de lo que nos sucede.
Amarnos es tratarnos con amabilidad, respetarnos y sacar la mejor versión de nosotros.
Amarnos a nosotros es tratatrnos con amabilidad, respeto, sacando la mejor versión de nosotros»
¿Cuál es la solución? parece ser que está en algo al alcance de todos, tratarnos con la misma amabilidad, cariño y comprensión que mostraríamos hacia un amigo. Teniendo en cuenta que tú eres la única persona con la que con seguridad tendrás que vivir el resto de tu vida. Esta actitud no supone caer en la pereza y el egoísmo, por el contrario aceptarnos, con nuestros puntos fuertes y débiles, nos hace sentirnos más unidos a los demás, tan imperfectos y vulnerables como nosotros. Supone esforzarnos por comprender que nuestro valor como persona va más allá del reconocimiento que lo demás, de si hacemos las cosas perfectas o no, o si conseguimos los resultados que perseguimos o no.
Amarnos a nosotros mismos es prestar atención a cuales son nuestras necesidades vitales, aceptarnos tal y como somos, respetarnos, ser honestos y sacar nuestra mejor versión de nosotros mismos.